Una persona puede sobrevivir sin beber agua aproximadamente una semana. Sin embargo, las condiciones climáticas, la cantidad de grasa corporal y el estado de salud en general, deben tomarse en cuenta para hacer el cálculo.



La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, es decir cuando el balance hídrico es negativo.

En condiciones normales, el organismo pierde y debe reponer unos 2,5 litros de agua diarios. Respirar, orinar, defecar y sudar provoca pérdidas de agua que deben reponerse diariamente. Si el agua perdida no se repone, el cuerpo puede sufrir serias consecuencias.

La sed es el mecanismo que le indica al cuerpo que debe beber cuando agua cuando la cantidad necesaria del vital líquido en el organismo es baja para su buen funcionamiento.

¿Qué produce la deshidratación?
La deshidratación es causada por muchos motivos, entre los más notorios destacan la fiebre, vómitos, diarrea y el exceso de orina; también sudar en exceso por diversas razones como el intenso calor, hacer ejercicios, entre otras cosas, aceleran la pérdida de agua en el cuerpo.

¿Qué pasa si no bebemos agua?

Si pasamos mucho tiempo sin beber agua, lo primero que sufriremos es una deshidratación leve: menor cantidad de saliva y de orina, la orina tiene un color oscuro y un olor fuerte.

La deshidratación moderada acarreará otros síntomas como la boca y los ojos secos y un mayor ritmo cardíaco.

Una deshidratación severa nos llevará a no orinar, tener vómitos y diarrea, letargo y una piel de color grisáceo y fría al tacto.

Es importante tener en cuenta que, aunque los refrescos y los zumos también son líquidos, lo más indicado, sano y eficaz para combatir la deshidratación es el agua.